¿Cómo mejorar la calidad del suelo de tu terreno?

Un buen suelo es un aspecto esencial para conseguir una buena cosecha. En esta línea, los agricultores profesionales son conscientes de la necesidad de que el suelo posea los nutrientes adecuados para el buen crecimiento de las plantas. Es imprescindible que la estructura del suelo permita que las raíces de las plantas dispongan de suficiente aire y agua.

Si bien la mayor parte de los nutrientes se reciclan por las raíces de las plantas y vuelven al suelo gracias a las hojas que caen de éstas, existen procesos que pueden provocar la reducción de la fertilidad del suelo, si por ejemplo éste se expone en exceso al aire.

En este post te hablaremos sobre la importancia de cuidar la calidad del suelo y disponer del compost adecuado a cada tipo de suelo para mejorar y mantener su calidad a lo largo del tiempo.

¿Cuáles son los tipos de suelo?

Lo primero que hay que tener en cuenta cuando pensamos en nutrir y cuidar el terreno es considerar los distintos tipos de suelo. Podemos distinguir al menos entre los siguientes tipos:

• Suelo arcilloso: se trata de un tipo de suelo que retiene mucha agua y en los que el secado se produce de forma lenta. Se recomienda añadir compost y materia orgánica para mantener sus nutrientes. Suelen requerir más cantidad de fósforo y potasio.
• Suelo arenoso: por lo general, tienen una estructura muy pobre y no son capaces de retener adecuadamente el agua. Lo que se planta en ellos tiene más dificultades para crecer. Se recomienda añadir materia orgánica y abono procedente de animales para asegurar una nutrición regular. Necesitan fertilizantes bien balanceados con una mayor cantidad de nitrógeno.
• Suelos arenosos-arcillosos: a pesar de tener una buena fertilidad, tienen una estructura pobre y requieren añadir materia orgánica ordinaria de manera regular.
• Subsuelos ácidos: el subsuelo es el lugar menos adecuado para los cultivos, ya que sus capas pueden ser tóxicas para las plantas. Se recomienda mantenerlo inundado y cultivar plantas que proporcionen sombra. En ocasiones pueden tener el pH muy bajo y se requiere aplicar enmiendas calcáreas. Hay que tener en cuenta que si el pH es bajo, las raíces de las plantas tienen mayores problemas para encontrar los elementos nutritivos que necesitan.

Cómo nutrir y mejorar la calidad del suelo para cultivo

Ahora que tienes claros cuáles son los distintos tipos de suelos, es importante entender la importancia de la necesidad de aplicar suficiente cantidad de nutrientes al suelo para empezar o mantener un huerto. Si bien hay químicos que suelen mantener una cierta estabilidad a lo largo del tiempo, como el fósforo, existen otros como el nitrógeno que tienden a perderse más fácilmente. Los agricultores deben por tanto proporcionar el abono y compost necesarios para mantener o mejorar la estructura del suelo.

El proceso de nutrir y mejorar el suelo a través de fertilizantes consiste en cavar un hoyo en el que se pueda producir y mezclar el compost. También se pueden utilizar compostadoras y utilizar la materia orgánica, el abono y el compost para nutrir el suelo de manera que se pueda ajustar a los cultivos que se puedan realizar en ellos. Regularmente, hay que aplicar el abono en la parte que rodea la planta y añadirlo cada 2 o 3 semanas hasta que sea la época de la cosecha.

Cada suelo y cada cultivo tiene sus propias particularidades, por lo que es también esencial entender las posibilidades de cada terreno.

Claves para cuidar la salud de los terrenos de cultivo

Hay varios elementos que se deben tener en cuenta si deseamos cuidar la salud de los terrenos de cultivo.

• Añadir materia orgánica al suelo: a través de ésta, se evita el exceso de erosión de las tierras y se contribuye a la mejora de la estructura del suelo.
• Realizar la rotación de cultivos. Esto permite equilibrar los nutrientes disponibles en el suelo, favoreciendo que vuelvan a generarse.
• Utilizar el tipo de fertilización adecuada a cada suelo: no es lo mismo el fertilizante que hay que aplicar en un suelo arenoso, que tiende a retener poca agua y necesita más nitrógeno, que el de un suelo arcilloso en el que se requiere mejorar el drenaje.
• Adaptarse a la agricultura ecológica: ésta promueve el uso de prácticas sostenibles para reducir el impacto ambiental de las labores humanas, lo que ayuda a promover la salud del suelo y la biodiversidad, así como la calidad de los productos agrícolas. 

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